Estabamos Ronove y yo, sentados en mi inmenza oficina tomando el té con alta elegancia. Suspire sin perder porte. .-Lo sientes, Ronove.-
.-Si, dos hechizeras, mas bien, brujas.- Hablaba Ronove con la taza de té cerca su cara y un rostro confiado.
Dibujé una sonriza, solo quedaba esperar a que solas las trajera el destino hacia mis puertas.