Al fin llegué a las academias para poder enseñar alquimia, me insistieron tanto en venir. Pero no lo hice por el dinero lo hago solamente para que las almas de los jovenes alquimistas no se pierdan con los perros de los militares y aprendan a mantener un buen equilibrio en el mundo.
Llego a las oficinas y azoto mis manos en el escritorio del director de las mismas. .-Listo, ya llegue.-
.-I-Izumi....- Parece que lo asuté pero no me importo.
.-Estoy aqui y daré clases solo con fines fuera de la milicia.-
.-Si, gracias señora Curtis por acceder.-
.-Hmph.- Me doy la vuelta y como siempre caminando recta me retiro del sitio.